los civilizados no se desbordan
todo lo que hacemos para no quedar como locos, histéricos y desquiciados frente a un otro.
Nos asusta tomar partido, salirnos de la línea de la neutralidad.
En el momento en que el mundo más lo necesita, los discursos de todo tipo se inclinan por la neutralidad. La moda, la salud mental, la política...
La neutralidad ha aparecido en los últimos años como prueba del grado de civilización de nuestra sociedad, de la mente fría y calculadora, la neutralidad como portadora de la razón.
Se celebran las mentes indiferentes y todos aquellos que vestimos de colores neutros.
Por todos lados veo personas con miedo de vestirse con más colores que unos jeans y una playera blanca, por miedo a parecer cualquier otra cosa que no sea old money. Mentes brillantes, con miedo a opinar, por miedo a ser sacados de contexto. Amores que no quieren gritar su dolor por miedo a evidenciar su apego ansioso.
Tememos ser demasiado vistosos, ruidosos, a dejarle ver al mundo el poco autocontrol que tenemos sobre nosotros mismos.
Andamos de puntitas por la vida porque tememos eso, ser demasiado.
Como si el estado idílico de la humanidad fuera ser exactamente lo justo, ni un poquito más. Como si existiera una medida exacta de lo que el mundo puede tolerar de nosotros.
Una medida exacta del amor que podemos expresar a los otros, de la ira que podemos gritar, de la pasión que podemos desbordar o incluso de la tristeza que podemos llorar.
Como si todas nuestras acciones y emociones tuviesen que pasar por una báscula milimétrica antes de salir al mundo, y peor aún, como si al hacerlo estuviésemos colgándonos al cuello una medalla más por nuestro autocontrol.
Todo para no quedar como un loco, histérico y desquiciado frente a un otro.
Me molestan en sobremanera todos esos discursos que hablan del autocontrol y la neutralidad como un lineamiento de superioridad moral.
Hay que bajarle el volumen a nuestras emociones, porque incomodan al mundo. Pero sobre todo, hay que siempre, siempre, estar en búsqueda de cómo ser más productivos.
Y no hay nada que no nos haga más improductivos que un mundo emocional desbordado. Por eso hay que controlarse, optimizarse, distraerse.
El autocontrol. Las metas. Los porcentajes, y todo eso que nos ayuda a medirnos como si la experiencia humana pudiese medirse igual que una máquina.
Minimalismo emocional. Optimización de tu tiempo, de tu energía, de tu respiración.
Y ahora, justo ahora que el mundo se nos cae a pedazos, se pusieron de moda los estoicos.
Vengo aquí para decirte que la neutralidad, y todo eso que aclame serlo, está cargada de una postura política. Así se disfraza la violencia una vez más para pasar desapercibida.
El minimalismo es blanco y nuestra obsesión con el autocontrol y la productividad son símbolos del capitalismo. De quitarnos los “excesos” para parecer seres más civilizados, más elevados.
Hay que desaparecer el ruido, y los llantos, los colores vivos. Porque los seres civilizados no se desbordan, tienen responsabilidad afectiva y comunican sus expectativas con asertividad. Esos seres son los mismos que esperan a que llegue el momento correcto, esos solitarios que a costa de murallas mantienen a todo el mundo a raya. Esos que no se mueren ni de amor ni de envidia.
No somos seres civilizados, esa es una fantasía absurda, somos seres humanos y estamos hechos para desbordarnos.
¿Cómo no vamos a estar muertos de envidia en un mundo donde constantemente me muestran todo lo que no tenemos ni podremos alcanzar?
En un mundo lleno de seres consumidos por el autocontrol, a una se le escapa una lágrima y queda como histérica. Mientras tú no encuentres un testigo que le permita tu realidad existir, seguirás siendo una exagerada.
Sin testigos no hay crimen. Solo histeria.
Hay quienes no podemos permitirnos el lujo de reducirnos a la neutralidad, hay a quienes si no nos quema la rabia nos consumimos.
Estamos hechos para desbordarnos, ¿cuánto de nuestra existencia es eso simplemente desbordarnos?
Salirnos de los límites y explorar.
Tienes permiso de explorarlo todo: la rabia y la venganza, el amor y la euforia; tienes derecho de gritarlo al mundo.
El minimalismo emocional y los estoicos son para las computadoras y la ia organizada.


hola <3
gracias por darle vida a mis palabras, ha sido todo un viaje para mi permitirme publicar mis delirios nocturnos, gracias por la cálida acogida que ha tenido este texto.
le tengo miedo al compromiso así que desactive las suscripciones pagadas a mi blog, pero si conectaste con mis palabras y quieres apoyar mi escritura puedes invitarme un café.
gracias de nuevo por llegar hasta aquí.
con cariño,
haya
Excelente. El autocontrol es político: nos hace más manejables por el poder.
Hola! Tu texto me resonó un montón. Cuántos años tratando de entibiar el fuego que tenemos dentro para encajar en lo aceptable, y cuántos años de terapia tratando de destruir ese tranque para dar paso al mar de emociones que nos embarga. Gracias por tus palabras 🌹