música incómoda
Que el reggaetón deje memoria de nuestra realidad actual, bendito privilegio.
Esta es una nota corta, porque no pude aguantarme las ganas de hablar sobre esto.
No pude resistir la tentación de hablar sobre la música que esta semana aceleró mi corazón en todos los sentidos.


Este año mi Spotify Wrapped me delató frente al mundo y mis artistas más escuchados, para sorpresa de nadie —quizás para la de mis padres—, fueron de reggaetón. Como escribí alguna vez, soy la amante de Sabina que escucha a Raúl Alejandro compulsivamente.
Y algo que me perturba profundamente es que a estas alturas del partido tengamos que defenderlo como género digno.
El argumento que comúnmente se esgrime contra las juventudes es que los reguetoneros tienen mucha cola que pisar, pero, ¿y no la tiene también Vargas Llosa? ¿No la tiene también Octavio Paz?
El buen gusto es un sable peligroso de esgrimir.
¿El buen gusto según quién?, ¿Para qué?, ¿Sobre qué está construido?
La estigmatización del reggaetón como un género vulgar, es solo una muestra más del racismo sobre el que está sostenido nuestra sociedad.
Todas las discusiones que se obsesionan con trazar la línea del buen gusto, de lo que vale la pena escuchar, bailar y leer, están bañadas de racismo y clasismo.
El buen gusto es casualmente siempre lo que se asemeja más a la herencia colonial en nuestro país, a lo que se ve/se escucha más Europeo, con más clase.
La línea que separa el buen arte del malo, y el arte de la artesanía, es siempre una herida colonial.
Siempre se dibuja para distinguirse de los demás, para que quede claro dónde está la línea entre ellos y nosotros. Porque del otro lado del buen gusto se encuentra siempre lo vulgar, lo exótico, lo exagerado, lo buchón, lo corriente…
Todo eso que se aleja de la alta cultura, todo aquello que se diferencia de lo europeo.
No confió en todo aquello que me haga trazar una línea entre lo que es digno y lo que no.
Vale la pena preguntarse qué es lo que molesta a nuestros padres del reggaetón ¿que los hombres sexualicen a las mujeres? ¿O qué mujeres como Cazzu o Young Miko se suban al escenario para cantar sobre su experiencia en la cama?
Porque recuerdo que lo primero no suele generar mucha indignación.
El reguetón se ha hecho algo hermoso. Algo que muchos géneros musicales con críticas profundas no han logrado, es el de ser escuchado en los espacios públicos. En el metro, en los mercados, caminas por la calle y el reggaetón es lo primero que escuchas: se apropió del espacio público. Lo hizo suyo y hoy, lo hizo político.
Y creo que es algo que merece ser celebrado.
Yo sé que no es el único género musical con críticas sociales, crecí escuchando a Silvio, pero no podemos negar que los reguetoneros son quienes lo han hecho con más éxito en los últimos años.
Todo lo humano es político; la utopía de lo apolítico es en su propia incongruencia una postura política. Estoy cansada de los discursos mediáticos obsesionados con la neutralidad, con el famoso (tomar distancia).
Lo siento, no puedo, vivo embarrada de contexto, traigo la identidad atravesada.
El sexo es político, la comida es política, el idioma es político.


Pocos académicos quieren mancharse las manos para hablar del tema, para desmenuzarlo, y sin duda para aceptar que la música es medio mucho más exitoso para difundir los mensajes decoloniales que cualquiera de nuestros artículos en revistas científicas.
Solía estudiar una y otra vez cómo la respuesta nunca venía de los espacios de investigación, como las propuestas siempre nacen en otro lado. ¿Y si la respuesta está ahí en la música?
-Maestra, ¿pero qué fue lo que pasó en Puerto Rico?
Me preguntó uno de los diminutos alumnos a los que les doy clases de historia.
Y eso, para mí, fue suficiente. Música fue lo que basto para que un niño del otro lado del mar se pregunte si Puerto Rico es independiente o no.
Hay que sembrar curiosidad y hay que sembrarla con ritmo.
Si la música representa nuestras realidades culturales, me enorgullece vivir en una época en la que sea el reguetón quien atestigüe los hábitos carroñeros de los países del norte global.
Y sí, escribo esto con el álbum de bad bunny Benito de fondo.
Que el reguetón deje memoria de nuestra realidad actual, bendito privilegio.
preguntas que traigo en la mente esta semana
¿Dónde aprendimos que tener el miedo estaba mal? ¿Dónde aprendimos que para continuar había que dejarlo tirado en lugar de caminar con él?
"Todas las discusiones que se obsesionan con trazar la linea del buen gusto, de lo que vale la pena escuchar, bailar y leer, estan bañadas de racismo y clasismo" Es así. Gran escrito y coincido. Yo tambien me cansé un poco de defender estos "generos urbanos" por qué como escuché por ahí "ellos ya son adultos" jaj. Es evidente que no estamos ante una simple moda. Saludos.
Hay que sembrar curiosidad, y hay que sembrar la con ritmos, waaaa cande, tremenda reflexión, el disco de Benito a puesto sobre la mesa una discusión sobre la identidad latina que es HERMOSA, ma identificación con la cultura, la visibilización de una problemática tremenda como la de PR, una propuesta estética exquisita, propia sin exacerbaciones, sutil. Una obra completa de sabores, olores y colores latinos. Gracias por esto